martes, 17 de febrero de 2009

Centrales hidroeléctricas


La energía procedente del sol eleva grandes masas de agua en forma de vapor, que volverán a caer en forma de lluvia alimentando a los ríos. La enorme cantidad de energía que contiene la masa de agua de un río fluyendo a favor de la gravedad se puede utilizar para producir electricidad, simplemente intercalando una rueda de paletas en la corriente para que mueva el rotor. Este tipo de centrales de derivación de aguas suelen ser de pequeño tamaño.

Las centrales hidroeléctricas comerciales de acumulación de aguas utilizan como "combustible" el agua almacenada en un embalse. Esto les permite escapar, en cierto grado, de la aleatoriedad de la disponibilidad de agua, que a su vez depende de la irregularidad de las lluvias.


La central aprovecha así la energía contenida en la masa de agua retenida en altura dentro de la presa. El agua es canalizada por tuberías especiales que aumentan su velocidad y mueve turbinas diseñadas para extraer la mayor cantidad posible de energía útil del agua fluyente.

¿Cómo funciona una central hidroeléctrica?

La clave del diseño de las centrales hidroeléctricas está en un diseño adecuado de la tubería forzada de agua, que aumentará su velocidad, y en la elección de la turbina más adecuada para que extraiga la mayor cantidad posible de energía del agua en movimiento.

Uno de los modelos más utilizados es la turbina Kaplan, con eje vertical y provista de paletas móviles, que le permiten adaptarse a las condiciones de presión del chorro de agua.

Impacto Ambiental:

Según el Instituto World Watch, la construcción de grandes embalses sumerge tierras cultivables y desplaza a los habitantes de las zonas anegadas (por ejemplo, en la India a más de 16 millones de personas, en China a tres millones y Sri Lanka a un millón), altera el territorio, reduce la biodiversidad, dificulta la emigración de los peces, la navegación fluvial y el transporte de elementos nutritivos aguas abajo, disminuye el caudal de los ríos, modifica el nivel de las capas freáticas, la composición del agua embalsada y el microclima, y conlleva el riesgo de enfermedades en la zona. En Brasil, el brote de dengue fue asociado con las represas del río Paraná.

Asimismo, los responsables de este Instituto matizan que no se trata de una fuente de energía estrictamente renovable, pues los sedimentos, que colmatan y acortan la vida de los embalses, y la evaporación, sobre todo en las regiones cálidas, reducen la generación de electricidad.

Tecnologías Correctoras

Ecologistas en Acción cree que las Confederaciones Hidrográficas deberían enfocar sus esfuerzos en una buena gestión de las mismas y la conservación de los ecosistemas. Además, sus responsables recuerdan la evaluación preliminar de los efectos del cambio climático, realizada por el Ministerio de Medio Ambiente, que predice una pérdida de más del 15% del agua embalsada para cuencas como las del Guadiana, Guadalquivir, Júcar y Segura. Asimismo, sugieren la inversión en tecnologías de costo accesible y descentralizadas, como sistemas de recogida de aguas pluviales, pequeñas bombas de agua o riego por goteo.

Centrales hidroeléctricas en España

Las cerca de 800 centrales hidroeléctricas tienen un rango de tamaño mucho más variado que las centrales térmicas. Las 20 centrales de más de 200 MW representan en conjunto el 50% de la potencia hidroeléctrica total instalada. En el otro extremo, existen centenares de pequeñas instalaciones con potencias menores de 20 MW.

El mapa representa las centrales mayores de 20 MW. Se indica el nombre de las 10 centrales mayores de 300 MW.









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